Viendo el resultado final me asaltan varias reflexiones. Entre otras el valor del trabajo en equipo que, bien encauzado, produce imágenes tan bellas como esta, realizada a base de pequeñas miguitas de pan, pequeños impulsos que construyen un todo grande y hermoso. No cabe duda de que merece la pena tomarse la molestia de sumergirse en proyectos colectivos y darnos cuenta que al sumar esfuerzos individuales somos más capaces de desarrollar y materializar lo que nos propongamos.
Las imágenes nos hablan..., y esta nos cuenta más de lo que aparenta. Detrás de cada mano estáis vosotros, con diferentes colores y matices que reflejan vuestra realidad diversa y particular. Habéis quedado irremediablemente representados a través de vuestras manos: Adnan, Rocío, Esmeralda, Paco, Alex, Adrián, Paula, Rifad, Mónica, Sara, Silvia, Alejandro, Aarón, Rubén, Isabel, David, Tamara, Malena, Laura, Daniel, Mirian, Daniel, David, Alejandro, Alex (Buda;)) y Ewa. Unos con mucha ilusión y otros pocos a regañadientes, realizasteis la tarea encomendada. Al final, la profe no hace más que recoger, con empeño y minuciosidad, una a una, todas esas miguitas que váis dejando por la clase, dando sentido y unidad a vuestro trabajo. -Pulgarcito-. Y es que te veo, de vez en cuando, perder el rumbo mientras te enfrascas en la tarea. Durante el proceso es fácil olvidar cuales eran nuestros primeros objetivos, pero aquí estoy yo para recordarlos, y que veas que, al final, ha merecido la pena.
Un día quise imaginar que podríamos hacer un circulo cromático entre todos, nos sumergimos en una pequeña aventura, abstracta, intangible que no sabíamos a donde nos iba a llevar. Así comienzan todos los proyectos creativos o todos los proyecto de vida. Hoy aquello que imaginé se ha materializado, tiene forma, gracias a vosotros. Me lleno de ganas y energía para seguir imaginando, y no olvidar, - aunque este curso ha sido duro-, que siempre quedan cosas por las que merecen la pena seguir.
Feliz verano
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